sábado, 2 de octubre de 2010

Venezuela: Socialismo podrido. Un articulo de Juancho Barreto.

Quien nada tiene cualquiera lo compra
Quien nada sabe cualquiera lo engaña.
Simón Rodríguez.

SOCIALISMO PODRIDO
Juancho Barreto.



El título de este artículo lo

escribo con certeza, quizá con urgencia para denunciar la farsa, la que he

denominado fiesta de disfraces. En el caso particular de nuestro Estado,

observamos cómo un partido recién creado reproduce contundentemente

los vicios electorales de rancia tradición venezolana. Si nosotros

lanzáramos de candidato en las elecciones internas del "partido socialista" a

Ernesto Che Guevara, perderíamos las elecciones. Los socialistas podridos

se encargarían de ponerle precio a los votantes: 1.- Si no votas

por "nosotros" perderás el trabajo. 2.- Perderás el contrato de tu empresa. 3.-

Perderás la misión-beca. 4.-Te compramos tu voto (de 50 a 3 mil bolívares

fuertes). 5.-Debes anotarte al ganador. 6.- Te regalamos un televisor o un

microondas…



Lo anterior parece trivial por tantas veces visto y repetido. Pero la esencia



de esta cultura hay que subrayarla: no se trata de un proceso transformador

hacia la más elevada condición humana, al contrario, la corroe

manipulando las necesidades de las personas acudiendo a la vieja maña del

bozal de arepas. Esto esconde, o más bien muestra, el sentido que tienen

estos socialistas podridos de la vida, vida sin ética, es decir, no interesan

las relaciones justas entre las personas, su condición es la manipulación

del otro. Todo esto cabe, se manifiesta con cierta dominancia en los

espacios políticos culturales donde no hay debate ni respeto. No tienen

moral esos cabezones: llegar allí y decir que quienes se le opongan saldrán

con las tablas en la cabeza y nunca triunfarán, forma parte de esa treta

de anotarse al ganador inmoral y rastacueros al que debemos cantarle un

verso de Mario Benedetti: "límpiese bien la boca si habla de revolución".

Quienes corrompen a los seres humanos, quienes mancillan en nombre de

la revolución jamás gozarán de nuestro apoyo.



Debo señalar dos derrotas continuas de Chávez de las cuales deberían

aprender los socialistas honestos del PSUV, y además ser analizadas por las

comunidades que trabajan en su organización de vida honesta y diferente.

Estas son: Los resultados del referéndum y las elecciones internas. Creo

que lo que está en la profundidad del primer elemento, sin pretender

analizar las incontinencias del discurso "revolucionario", es el miedo a

compartir, el miedo a la propiedad social y este rasgo, creo, matiza todo el

proceso cultural venezolano. Es la predominancia de lo individual sobre lo

social. No hay peor derrota de un proceso transformador si no altera este

paradigma mental. Pero los intentos por alterar esta condición son torpes

por no decir nulos. Dónde están en nuestro Estado las cooperativas o las

comunas que operen en su cotidianidad con la propiedad social. No existen

porque con las condiciones culturales del socialismo podrido es imposible

su generación. La segunda derrota sería sus elecciones internas. ¿Quiénes

ganaron esas elecciones, cuál es el perfil de esos candidatos elegidos?

En Trujillo sufrimos una gestión del socialismo podrido por ocho años

continuos, una gestión hueca, sin sustancia transformadora, una gestión

esencialmente cuartorepublicana. Nos toca como pueblo organizarnos,

movilizarnos, verse a los ojos sin seguir diciendo el "sí mi señor" propio

de la Colonia. Hay que producir respuestas, sacudirse anímicamente para

no seguir en la trampa de un socialismo podrido, alienante, comerciante

de las necesidades de los otros y una oposición podrida que lo único

que le importa es recuperar el poder para recuperar su fiesta. En todos

lados se vive la contradicción y debemos permitir que aflore: se trata de

la construcción de un modelo de vida alterno al capitalismo, y los unos

(los socialistas podridos) y los otros (la oposición efímera) no están en

capacidad de hacerlo, porque culturalmente están incapacitados desde su

modo de producción de pensamiento y de vida.



Una de las condiciones históricas que hay que cubrir en nuestra región es

la creación organizada de un espacio que comunique a quienes creemos

en la unidad sincera, humana y política para emerger en las respuestas

necesarias en función de trabajar por elevar la condición de los seres

humanos en todas sus dimensiones. Este no es un trabajo electoral como

quizá muchos luchadores lo han entendido, este es un sentido de la vida

que debe aflorar desde cada quien con capacidad de compartir, de crecer

en el otro, en levantar al perezoso y vivir para que la revolución de lo

bueno no sea aplastada por los que pretenden seguir instalándose como

clase dominante. La relación dominantes-dominados debe desaparecer en

este proceso transformador, la política revolucionaria debe ser algo que

funcione entre nosotros, no por encima de nosotros. Esa hermosa consigna

que habla del todo el poder para el pueblo es cuestión de tiempo. Y como

decíamos hace muchos años: ¡Cuando el pueblo se organice el canto vendrá

sólo!



Es importante explicarnos cómo un prohombre de la corrupción llega a

convertirse en candidato de un partido de recién fabricación. Cuáles son

los mecanismos culturales que llevan a muchos a la exaltación de lo que

en el discurso se combate. Así la fulana espada contra la corrupción y la

burocracia, no hace mucho desenvainada verbalmente por el presidente de

la república, se convierte en una espada de arena. Parece que estuviésemos

frente a una paradoja apocalíptica donde son los peores los que el poder

premia con sus tramoyas para sostenerse. Es inaceptable el chantaje,

como todo chantaje. La impronta de la verdad crítica debe volver trizas

el falso reflejo socialista, crear respuestas enraizadas en la gente honesta

y de justicia social. Es necesario estudiar la situación de nuestro Estado y

es inminente fortalecer el proyecto revolucionario donde no se banalice

la crítica, donde aprendamos en la lucha cotidiana a ser soberanos y no

subalternos de una institucionalidad regida por las mismas pautas culturales

que dice combatir.

Juancho Barreto.
Desde Trujillo. Venezuela.

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