domingo, 23 de agosto de 2015

Maiakovski, el poeta de la revolución proletaria





El 19 de julio de 1893, en un pequeño pueblo de Baghdati, en Georgia, nacía Vladímir Vladímirovich Mayakovski. Hijo de Vladimir Konstantinovitch y Aleksandra Aleksieievna -ambos campesinos pobres-, Maiakovski tenía dos hermanas mayores, Olga y Liudmila.
La infancia miserable -especialmente después de la reubicación forzada de su familia a Moscú, tras de la muerte de su padre en 1906- y el contacto temprano con el movimiento revolucionario que despuntaba en Rusia, marcarían para siempre la vida de Maiakovski.
En esa época, todo el imperio ruso fue sacudido por las luchas sociales. En 1905, después de la masacre de miles de trabajadores por parte de la policía zarista -también conocido como el “Domingo Sangriento”- estallaron en varios rincones del país manifestaciones de trabajadores, campesinos y soldados exigiendo el fin de la monarquía y la instauración de una República Democrática. Era la Revolución de 1905. Maiakovski, con sólo 12 años, que por entonces ya seguía los acontecimientos políticos a través de periódicos y panfletos socialistas, se unió a las manifestaciones de forma activa.
A partir de ahí, el joven Maiakovski pasa a leer vorazmente literatura marxista. En 1908, abandona el gimnasio y entra en el ala bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR). Realiza tareas de propaganda en círculos obreros. Llegó a ser elegido miembro del comité municipal de Moscú. Era conocido como el camarada Constantin.
Maiakovski es arrestado por primera vez en 1908 en una imprenta clandestina, pero poco después es liberado. Después de haber participado en la liberación de un grupo de miembros del partido que cumplían condena, es detenido de nuevo en 1909. Su encarcelamiento dura once meses. En la cárcel, lee mucho, principalmente los clásicos de la literatura -Dostoievski, Tolstoi, Gogol, Pushkin- y escribe poemas.



¡Desencadenad el futuro!

Al salir de prisión, decide profundizar sus conocimientos en el arte. Entra, entonces, en la Escuela de Bellas Artes de Moscú para estudiar pintura. Allí conoce al pintor y poeta David Burliuk y, junto con otros artistas, lanza en 1912, el manifiesto “Una bofetada al gusto del público“, creando el movimiento cubo-futurista ruso.
Luchando contra las cadenas del pasado, destrozando el culto estéril de los clásicos, busca innovaciones en las formas de expresión artística, que eran las características fundamentales del movimiento. Sus integrantes fueron fuertemente criticados, hasta ser expulsados de la Escuela de Bellas Artes. El futurismo ruso difería mucho del futurismo surgido en Italia, bajo la dirección de Marinetti. En cuanto este comenzó a defender abiertamente la guerra imperialista (y algún tiempo después, el fascismo de Benito Mussolini), los futuristas rusos abrazaron, casi al unísono, la victoriosa Revolución de Octubre de 1917, incorporándose a la construcción de la nueva sociedad. El propio Maiakovski fue el que dijo: “¿Unirse o no unirse? Esta pregunta no se plantea para mí (ni para otros futuristas de Moscú). Era mi revolución. Fui al Smolny. He trabajado en todo lo que me llegaba a mis manos“. Sus versos de lucha eran cantados por los soldados del Ejército Rojo mientras ocupaban el Palacio de Invierno: “Come la piña, mastica la perdiz / ¡Tu último día se acerca, burgués!“.


El arte es industria, el artista es obrero

Maakovski trabajó febrilmente para la Revolución. Su mayor propósito era forjar un arte renovado, tanto en su forma como en su contenido, capaz de elevar la cultura general de las masas y prepararlas para los enormes desafíos de la nueva patria soviética. En el poema “El poeta obrero“, afirma que el arte es un trabajo, una producción que debe tener un sentido concreto, inmediato, un valor social útil, como la producción de bienes materiales de la sociedad. Por eso, defendía la opinión de que el artista revolucionario debe verse a sí mismo como un trabajador, un obrero de las artes, “para esculpir la moldura de la cabeza humana” y “para pescar hombres vivos“. Solamente así conseguirá fusionarse con el pueblo y transformar su obra artística en productos de consumo útiles para los trabajadores.
Su poesía expresa muy bien esta confianza y admiración inquebrantable por la Revolución, como matrona del nuevo mundo y del hombre nuevo, libre de la explotación. “Nuestra marcha“, “A la izquierda“, “Versos sobre el pasaporte soviético“, “Nosotros, los comunistas“, “150 millones” y a “A pleno pulmón” son sólo algunos ejemplos. Es de él también el épico “Vladimir Ilich Lenin“, poema con más de 3.000 versos en homenaje al gran líder de la Revolución, fallecido en 1924. Maiakovski no se cansaba de repetir, en conferencias y recitales que hacía por toda la Unión Soviética y en los países que recorrió: “Sin el comunismo, no hay amor“.


¡El sol brilla, poeta!

Además de la poesía, escribió ensayos teóricos, obras de teatro y guiones de cine. Actuó -la mayoría de veces como actor principal- y ayudó a diseñar los decorados y el vestuario de los montajes de sus textos. Durante la guerra civil entre 1918 y 1921, estuvo al frente de la Rosta (acrónimo ruso de la Agencia Telegráfica Rusa), pintando numerosos cárteles de agitación y propaganda. En todas estas obras promovía la emulación socialista, instando al pueblo a impulsar la producción económica y a luchar contra los enemigos internos y externos de la revolución y en contra de los resquicios de la moral burguesa, como el individualismo y la burocracia. Mantuvo estrechos contactos y proyectos paralelos con otros grandes nombres del arte soviético como Maximo Gorki, Sergei Eisenstein y Dziga Vertov, el compositor Shostakovich y el dramaturgo Meyerhold.
Muero, no culpéis de esto a nadie.
Y nada de comentarios. El difunto le tenía horror a eso.
Mamá, hermanas mías, mis camaradas, perdonadme, este no es el medio (no se lo aconsejo a nadie), pero para mi no había otra salida.
Lila, ámame.
Camarada Gobierno, mi familia es Lila Brik(1), mamá, mis hermanas y Verónica Vitóldovna Polónskaia; Si les haces la vida soportable, gracias.
Los poemas empezados dénselos a los Brik. Ellos sabrán descifrarlos.
Como se dice,
“El incidente está cerrado”
la barca del amor
se estrelló contra la vida cotidiana
estoy a mano con la vida,
Es inútil recordar,
los dolores,
las desgracias,
y los errores recíprocos.
¡Sed felices”
    V.M.
Con estas trágicas palabras, Vladimir Maaakovski se despedía del mundo. Se suicidó con un disparo en el pecho el 14 de abril de 1930, con casi 38 años.
La conmoción fue general. Moría uno de los artistas más destacados, versátiles, entusiastas y populares de la historia soviética y “el mejor, el  poeta más talentoso de nuestra época soviética“, en palabras de Stalin. A su funeral asistieron unas 150 mil personas. En “La extraodinaria aventura sucedida a Vladimir Maiakovski“, escrita en 1920, se describe un encuentro fabuloso: el poeta desafía al sol a descender del cielo para hacerle una visita. Este acepta la invitación y los dos amigos pronto se convierten en amigos. Por último, hacen el pacto de brillar eternamente, cada uno a su manera, con sus “rayos de luz y versos“, para eliminar la oscuridad del mundo. En este bellísimo poema, Maiakovski resume la esencia revolucionaria de su vida y su obra, enteramente dedicadas a los albores comunistas de la humanidad, que aún hoy en día llena la esperanza y la lucha de los hombres y mujeres de todo el mundo:
Iluminar para siempre
 Iluminar todo
Hasta los últimos días de la eternidad
 ¡Iluminar!
El resto no importa.
Tal es mi lema,
Igual al del sol.
Jonathan Henry, Bello Horizonte

Notas:
(1) Lilia Brik (1891-1978): novelista rusa, casada con el pintor Osip Brik. Maiakovski conoció a la pareja en 1915 y desde entonces el poeta mantuvo un romance problemático con Lilia. “La flauta vertebral“, “Amo“, “A propósito de esto“, “Guerra y Paz – Dedicatoria“, “Mi pequeña Lilia: Para servir como una carta“, son algunos de los escritos dedicados a ella.

Bibliografía:
– MAIAKOVSKI, Vladimir. Maiakovski: vida y poesía. Martin Claret, 2006, 218Págs..
– SCHNAIDERMAN, Boris. La poesía de Maiakovski. Sao Paulo: Perspectiva, 1971, 300Págs. (Debates, 39)
– RIPELLINO, Angelo Maria. Maiakovski y el teatro de vanguardia. 2da. Ed. Sao Paulo: Perspectiva, 1986, 281Págs. (Debates, 42)


Traducido por “Cultura Proletaria” de averdade.org.br

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